Sinópsis

El percusionista es una obra teatral escrita desde la ilusión de que el teatro africano comenzara a difundirse en castellano y con el anhelo de contar lo fascinante que es África: la cultura, la tradición oral, las filosofías ancestrales y sobre todo la importancia de la música para los africanos.
El protagonista cuenta su historia (que incluye la emigración en busca de mejores oportunidades) sostenida sobre la relación especial que mantiene con su abuelo. Es una historia, de tradiciones, de cultura y de vida.

Sinopsis

"Si la vida es como la música, llena de ritmos, el mundo entero es una gran orquesta en la que cada ser humano es un instrumento musical". "Cuando toques, hazlo desde el corazón…".

Un músico anciano instruye a su nieto a través de la música le transmite sabidurías y filosofías ancestrales. La vida transcurre en la aldea,con el muchacho inmerso en sus tradiciones. Cumpliendo el dicho africano: "los días que hacen crecer a los niños, son los mismos que envejecen a los ancianos," el abuelo cae enfermo,a consecuencia de su vejez, comienza a perder la visión. El afán por curar a su abuelo, hace que el muchacho tome la decisión de dejar la aldea y emigrar a las grandes ciudades en busca de remedio.Parte hacia Europa, un mundo para él desconocido, llevando consigo únicamente el saber de su pueblo encerrado en las melodías y ritmos ancestrales.


El Percusionista es una obra interactiva en la cual el público juega un papel importante; el espectador viaja con el personaje, compartiendo sus historias, su música, sus canciones y su visión de la vida.
Una propuesta dinámica que sorprende por su sencillez, ya que llega al espectador  a través de la música y la palabra.
Es un espectáculo que refleja la esencia de la performance africana. El espectador se siente transportado al abáa - la casa de la palabra- el lugar de encuentro. Un lugar dónde no existen espectadores pasivos, un sitio en el cual -como dice el texto - " el tiempo no se  gana ni se pierde: se comparte".
El personaje cautiva al público con sonidos,ritmos, danzas,proverbios tradicionales,haciéndole participe y testigo de un mundo que sorprende por la universalidad de sus enseñanzas.

Estructura y recursos estilísticos

La característica esencial del teatro africano, es que apela a diferentes y variados recursos expresivos que interactúan entre sí, brindando una obra única, que es mucho más que la sumatoria de sus partes.
Esencialmente, El Percusionista reúne las 3 condiciones de la tradición cultural africana: informa, forma y entretiene.

Un componente destacable es el uso de la palabra, escogidas y pensadas en función del ritmo. El hombre habla, pero su diálogo asume por momentos la sensibilidad y métrica de los poemas.  Otras veces, juega con las palabras en trabalenguas en lengua Fang, un juego que comparten niños y adultos en las aldeas africanas.

Como dice Gorsy Edú “a las palabras hay que quererlas, acariciarlas, mimarlas”. Es con ese cuidado que el texto de El Percusionista vá transcurriendo entre la narración, la evocación, la duda sobre los valores del mundo, con una mirada inocente pero no por eso menos profunda.

Al personal ritmo que el hombre africano imprime a la palabra hablada, Edú le suma la veneración que merece pues cuando habla sobre la misma boca que besa para luego ofender, pone al descubierto la banalización de un don que solemos transformar en des-gracia.

Las descripciones de los hechos y personajes son minuciosas y apoyadas por el gesto y la expresividad del narrador. El hombre se transforma en otros hombres, mujeres y niños. Incluso en animales. Y a la elocuencia del texto, suma movimientos rítmicos y gestos sumamente expresivos y detonantes tanto de la risa como del llanto.

El personaje parte desde su nacimiento en medio de la naturaleza en circunstancias graves. Y no es casual que los primeros personajes en aparecer en escena sean mujeres: madre y abuela.

En El Percusionista queda claro que la mujer africana, de apariencia frágil y liviana como arena del desierto, tiene su misma firme voluntad para sobrevolar las circunstancias duras de la vida y formar entre todas médanos enormes de contención y dulzura.
En la cultura Fang, las mujeres son las depositarias de historias cantadas, que enseñan y transmiten a su propia prole y a la familia extendida. Así, la mujer aparece pariendo, sufriendo y socorriendo. Trabajando al ritmo de canciones del corazón, arrullando al hijo en sus espaldas con bellas melodías, aguardando en la Casa de la Palabra – àbáá- noticias del hijo lejano.

Es justamente allí, en el recinto sagrado de la Casa de la Palabra dónde el abuelo percusionista instruye al nieto. Es allí dónde el niño forma y templa su carácter con la vara larga y resistente de las filosofías ancestrales, a través de la voz y las canciones del abuelo.

El anciano está tan presente toda la historia, como el protagonista que la cuenta. A veces presentido por el espectador, otras públicamente manifiesto. Pero es tan protagonista como el nieto. A veces se confunden pues el nieto está tan seguro de las enseñanzas del anciano - lo que ha vivido y visto lo sorprende en verdad, pero no deja sin embargo de parecerle familiar y cercano- que las palabras surgen como si viajaran a través de esas dos almas cercanas.

El abuelo habla sobre la vida al nieto.
El nieto interpreta la vida a través de la visión del abuelo.

Sin embargo, no es una mímesis con el anciano, al contrario, es la libertad conquistada en base al conocimiento vivencial de las filosofías ancestrales, al respeto por los mayores y la observación atenta del tempo sobre el tiempo.

Muchos otros recursos del arte africano son aplicados con maestría por Edú en su obra prima. Cabe descubrirlos, pero no para analizarlos sino para vivirlos y ser parte de lo que va sucediendo en el escenario.

Viviana Rodriguez
para Gorsy Edú